Deber cumplido, de María Rosal
I
Hiciste bien.
Bien cuando le diste la llave de tu casa.
Bien cuando le quitaste las escamas, la repugnante
roña de los advenedizos. Bien cuando
chupaste su pulpa comestible, el manjar
flatulento de su perímetro craneal.
Hiciste bien cuando la sacaste de paseo, cuando la
llevabas con orgullo del brazo por barrios
de torcida geometría. Cuando soñabas con
ella y la sabías entre tus sábanas.
Soportaste que levantara la carne de tus uñas por
el puro placer de su entretenimiento.
Sonreíste cuando escribía sobre tu espalda
el jeroglífico indescifrable de su capricho.
Te entregaste por la oscura promesa de
palabras y signos.
II
Pero lo hiciste aún mejor, ya lo recuerdas, el día
en que cerraste las ventanas para no oír
sus gritos de comadreja vieja, su lengua
viperina.
Lo hiciste bien cuando le mordiste la cara y la
expulsaste de tu casa, cuando no le
creíste sus llantos de aquelarre.
Lo hiciste bien cuando la echaste para siempre
de tu vida. Bien cuando volvió y no la oíste.
Pero te fuiste mejorando.
Lo hiciste aún mejor cuando la degollaste y la
tiraste al río, una piedra colgando a su
cintura.
Ahora vives en paz, ya sin palabra.
María Rosal Fernán-Núñez, nacida en Córdoba en 1961, es
licenciada en Filología Hispánica y Doctora en Teoría de la Literatura y del
Arte y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. En la actualidad trabaja como
profesora de Didáctica de la Literatura y Literatura Infantil en la Universidad
de Córdoba.
Entre sus publicaciones de poesía encontramos Sibila (1993)
Abuso de confianza (1995), Don del unicornio (1996), Vuelo Rasante (1996),
Inventario (1997), Vicios comunes (1999), Ruegos y preguntas (2001), Travelling de acompañamiento (2002)A pie
de página (2002), Otra vez Bartleby (2003); por los que
ha obtenido, entre otros, los premios de poesía Gabriel Celaya, Mario López,
Luís Carrillo y Sotomayor, Ciudad de Córdoba, Ricardo Molina, y Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad
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